Elogio de lo anodino : la prometida simple simplificación

2a. quincena, diciembre 2025

Ingeniería electoral y papelones mediáticos

La dificultad que se encuentra para explicar las razones de la impronta deslucida que se apropia de la imagen pública del actual presidente del Uruguay, proviene menos del análisis de la figura personal de Orsi, que de la proyección de expectativas sobre las calidades requeridas para acceder al cargo que ocupa. La primera anotación a hacer, es que Orsi no es percibido como líder carismático de (ningún sector de) la fuerza política (el Frente Amplio de Uruguay) que sostiene su gobierno.

La capacidad política más destacada que llevó a Orsi a ser postulado como candidato a la presidencia, provino de los acuerdos logrados con la oposición durante su gestión como intendente de Canelones, cargo que el actual presidente ejerció durante dos períodos consecutivos. Aquel temperamento conciliador departamental de años atrás, prolongado ahora sobre el plano nacional de una gestión presidencial, arroja el resultado de un mandatario desprestigiado ideológicamente .

Durante una visita al Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Orsi trajo a colación un informe acerca de la salud de los represores detenidos por delitos de lesa humanidad,¹ propósito que no dejó de ser leído como una devolución de favores al denominado "partido militar" (Cabildo Abierto), que le procura al Frente Amplio los dos votos que le son imprescindibles para acceder a la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. El partido que suministra el refuerzo de manos levantadas al Frente Amplio en el parlamento cuestiona genéricamente las reivindicaciones feministas y condena abiertamente (tildándola de "venganza") la prisión de militares por crímenes de lesa Humanidad. La "preocupación" que manifestó el presidente en ejercicio ante los reclamos liderados por el Centro Militar, provocó la inmediata respuesta de un conjunto de Movimientos Sociales, incluida la central única de trabajadores, durante un acto celebrado en la sede de la propia central sindical.²

Un episodio del mismo calibre tuvo lugar con oportunidad de la asistencia de Orsi a la asunción de mando del presidente de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira. A su retorno de Bolivia el mandatario manifestó, tras un encuentro con "la mano derecha de Bukele", que consideraba conveniente "analizar" la política de seguridad seguida en El Salvador. Incluso el enviado de Bukele a la ceremonia en Bolivia le habría expresado que tenía por "referente" al guerrillero Raúl Sendic, referencia que el mismo mandatario parece considerar, a su vez, como opinión responsable aunque provenga desde un ámbito particularmente controvertido.³ Estas declaraciones de Orsi generaron el estupor de la opinión pública, ya no sólo entre quienes militan por el respeto de los DDHH en el Uruguay, sino incluso entre todos quienes comparten una convicción genéricamente liberal.

Estos dos episodios revisten particular significación, en cuanto la capacidad "articuladora" con el adversario político fue especialmente destacada, durante la campaña electoral interna al Frente Amplio, para sostener la candidatura del actual mandatario. Ese antecedente electoral no sólo señala a Orsi como "valido" a partir de un "dedazo" expresamente pronunciado por Mujica,⁴ sino que además reviste un efecto de continuidad respecto a la trayectoria de este mentor. Conviene considerar que sobre la memoria de Mujica pesa la acusación de haber propugnado, con persistencia contumaz, "el perdón" para los crímenes de lesa humanidad, posición mayoritaria a su vez, entre las mayorías de los partidos "históricos", que protagonizaron el advenimiento del golpe de Estado y el régimen totalitario que le siguió.

Así, el círculo se cierra por donde comenzó a dibujarse. El acuerdo con los militares que propugnó desde su candidatura presidencial Mujica y que propició incluso hasta poco antes de su muerte,⁵ tuvo por objetivo blindar al sistema de partidos y a la propia institucionalidad de Estado, de la que se propuso borrar la principal señal de quiebre histórico : la insurgencia ante el paso desde el "régimen de bienestar" batllista hacia el golpe de Estado enrolado en la Doctrina de la Seguridad Nacional predicada por los EEUU. Lo anterior dista de ser una mera suposición, ya que tras conocerse la "preocupación" de Orsi por los militares presos en Domingo Arena, dos parlamentarios, uno del Partido Nacional y otro del Partido Colorado, presentaron sendos proyectos de ley para favorecer la prisión domicilaria de los condenados por delitos de lesa Humanidad.⁶

El rechazo que recibe ahora esa estrategia de mera componenda institucional no debe ser entendido como un fracaso personal de Orsi. El actual presidente no cumple sino un papel subsidiario y proyectado de antemano, desde un aparato partidario a la vez que mediático, que transmite desde ya papelones en serie a través de episodios en la pantalla, forma palmaria esta vez, del declive gubernativo del sistema de partidos ante la opinión pública.

¿Qué promesa encierra "la revolución de las cosas simples"?

El gobierno ha definido sus metas políticas en torno a 63 prioridades de las que ya habría logrado, al menos un primer impulso, en 44 del total. Lejos de asegurar "la pública felicidad" o incluso la "transformación social" en menguada versión reformista, tal "revolución de las cosas simples" ocurriría en el plano de la interacción entre el Estado y cada ciudadano. Se trata de lograr un Estado "amigable" en la interface individual con el ciudadano/a. Como el lector puede, se diría que razonablemente, desconfiar de un excesivo sesgo en nuestra lectura, preferimos la transcripción literal del texto presidencial :

"Un trámite que se simplifica, una beca que llega a tiempo, una espera en la salud que se reduce o una coordinación que evita que el Estado se pise a sí mismo. Gobernar no consiste o no se trata solo de hacer grandes anuncios que entusiasman. Es ordenar, es facilitar, es resolver. Es lograr que las cosas funcionen mejor todos los días y para todas las personas...)".⁷

Sin duda parece curioso que el término "revolución" sea empleado diferenciándolo de "(...grandes anuncios que entusiasman...)". Pero también puede ocurrir que se entienda que esta "revolución de las cosas simples" consiste en un mejor funcionamiento de funciones ya existentes, en particular porque se emplea la expresión "(...lograr que las cosas funcionen mejor...)". El mejor desempeño de una función no consiste, desde ese enfoque, en la eficacia de sus efectos, sino en la eficiencia de su ejecución. Esta eficiencia es colectivamente autista, es decir, no involucra ni los propósitos ni las intenciones de las partes, ni menos la transformación posible de una condición o conducta, sino exclusivamente la adecuada ejecución de un dispositivo técnico.

Desde esta perspectiva de gobierno funcional, el Estado puede ser entendido como un aparato ejecutor dotado de mayor o menor eficiencia, más allá de la eficacia de las acciones que emprenda, esto es, de los efectos que trasciendan la (otra vez) simple ejecutoria, sobre todo si se la "simplifica" (término que se emplea, precisamente, para designar una mejora en eficiencia : "simplificar un trámite"). El éxito de esta "revolución de las cosas simples" no puede consistir sino en "simplificarlas" en cuanto a la eficiencia, con lo cual el propósito se agota una vez cumplida la formalidad del trámite.

Semejante atributo liso de la actividad más llana pone de manifiesto, desde el inicio de la propuesta, que lo complejo de la cuestión queda de lado, o incluso, remitido a las calendas griegas de "los anuncios que entusiasman". De esta manera lo liso, llano, eficiente, ejecutivo y simplificado del Estado (adonde se destina estructuralmente esta "revolución" de procedimientos ejecutivos) no interpela, ni menos involucra, a un "afuera" (social, comunitario, ético, etc.) que supere la tramitación institucional.

Con ese horizonte que no sobrepasa lo inmediato y consabido, parece sensato que el texto presidencial comience por descartar "los anuncios que entusiasman". E incluso podría darse desde ya por cumplido tal propósito inhibidor, no sólo de antemano, sino asimismo por inherente a la misma propuesta simplificadora-de-lo-simple.

Del "Elogio de la locura" al "Elogio de lo anodino"

En vez de colocar al humano en una vectorial "imitación de Cristo", tal como la sensibilidad cristológica lo encareció durante la Baja Edad Media, el Elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam⁸ hizo de lo humano un ámbito de atención diferenciada de lo divino. Tal diferenciación no planteaba una inversión de la jerarquía teológica cristiana, sino la crítica de la soberbia que encerraba el propósito de divinizar lo humano a partir del propio plano terreno. Descreer de la cordura humana hacía posible, a partir de la perspectiva de Erasmo, una aproximación juiciosa y atinada a la actuación efectiva, fatalmente aquejada por la inconsistencia mundana.

Un reajuste análogo podría intervenir con inmenso provecho, desde nuestro punto de vista, si se abandonara la expectativa de encontrar en la cúspide del Estado-nación una orientación históricamente emancipadora. Ya no se trata de disuadir a los humanos de exhibir ínfulas de divinización, sino por el contrario, de percibir que el soberano estatal exhibe ínfulas que no posee. Retomando el ingenioso título de Erasmo, puede ilustrar la actual trivialidad gubernativa cierto Elogio de lo anodino : la promesa de simple simplificación.

No se trata ahora de imperialismo colonial por la vía de "la política de la cañonera", ni de neocolonialismo como efecto de la supeditación comercial, industrial y cultural, sino de la vertebración de la comunidad vernácula mediante pautas tecnológicas de espectro mundialista. Conviene entender que la anomalía ya se ha convertido en paradigma y que no sólo la circunstancia pandémica priva al supuesto soberano popular de aquel reclamo de 1810, según el cual "el pueblo quiere saber de que se trata", sino que esa regla secretista atraviesa, incluso pomposamente anunciada, los acuerdos que los organismos públicos establecen con empresas privadas transnacionales.⁹

Quizás el mejor ejemplo del intento fútil, atado a una memoria atávica, de intentar hacer valer en el plano estatal nacional los designios de la movilización anti-global, nos viene de ser dado por el estrepitoso fracaso del gobierno de Gabriel Boric.¹⁰ El error no estuvo en el estallido social, que no sólo puso de manifiesto la labilidad de la bolsa chilena (cayó un 50%), sino que además efectivamente cambió el paso de las peores políticas sociales en Chile (las pensiones de los jubilados, la exacción a las familias de los estudiantes, la supeditación constitucional del medio ambiente a la economía).

El error estuvo en creer que se puede substituir el habitus tecnológico, incorporado a través del ejercicio cotidiano de la interactividad y de condiciones mediáticas de individuación, a partir de las orientaciones adoptadas desde una cúspide supérstite y representacional.¹¹ Claro que Boric no está solo en la galería de los fracasados intentos nostálgicos de reeditar la soberanía estratégica del Estado-nación, sino que lo acompaña con particular brillo Pablo Iglesias, quien proclamó que quería llevar a la política institucional los designios del 15M español.¹²

En el Uruguay se fortalece la senda de configurar un frente de movimientos sociales, acompasados por decisiones afines del Pit-Cnt (central única de trabajadores), que comenzó con el reférendum contra la Ley de Urgente Consideración del gobierno de Lacalle Pou (2023), siguió con el Plebiscito por la Seguridad Social (votado por el 70% del electorado frenteamplista en 2024) y se continúa ahora con la campaña por la sobretasa del 1% al impuesto al patrimonio del 1% más rico entre la población.

Conviene destacar que en un giro de su rectorado, la Universidad de la República se suma a esta confluencia para el fortalecimiento del tejido social desde el propio plano de los movimientos, en cuanto la Institución Nacional de Derechos Humanos instalará en el campus universitario Luisi-Janicki su centro de documentación.¹³ Cerrando este movimento que gira hacia la base de la comunidad, la misma universidad establece un convenio con el Pit-Cnt, destinado a potenciar las condiciones estratégicas del planteo de desarrollo de la comunidad.¹⁴

Parecía que mucho estaba perdido, cuando lo que habíamos perdido era el tino estratégico.