Ultra-nacionalismo, Mono(re)publicanismo y Post-soberanía (Parte I)

Ultra-nacionalismo glocal: Brasil bien vale un Perú

2a. quincena, enero 2023

Resumen

La Parte I de “Ultra-nacionalismo, Mono(re)publicanismo y Post-soberanía” aborda problemáticas de actualidad que presentan dos vertientes contrapuestas: estallidos sociales y reincidencias totalitarias. Se las entiende por igual, como efectos propios a la globalización, desde un mismo enfoque: la regulación mediática de la soberanía. Los efectos particulares en los distintos contextos nacionales son tan disímiles entre sí como las propias condiciones de recepción que los incorporan. La disparidad que se desencadena entre los distintos países pone en cuestión la linealidad de la globalización y permite identificar dos tendencias contrapuestas: el globalismo de la gobernanza tecnológica y el activismo glocal que promueve la virtualidad mediática.

ARK: https://n2t.net/ark:/13683/p0vR/n80

Imagen: The Economy Journal

Un Pato Donald ilegible

Con oportunidad de la 1a. vuelta de las últimas elecciones brasileñas, desde este blog se destacaba el lapso de silencio analítico que siguió al asombroso resultado que obtuvo en aquel escrutinio Bolsonaro (43%, muy por arriba de las predicciones surgidas de las encuestas).1 Con la breve toma y vandalización de sendos edificios de la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia, sucede todo lo contrario: un torrente de análisis puso en paralelo lo sucedido en Brasilia con la ocupación del Capitolio por los partidarios de Trump, enumeró lo que destrozaron o inutilizaron los vándalos, subrayó el designio golpista de los campamentos frente a los cuarteles, denunció la invasión de los edificios como intento de promover un golpe de Estado, destacó la investigación sobre los transportistas y proveedores de alimentos involucrados en la concentración y logística de los asaltantes, relató la complicidad de las autoridades locales en Brasilia e incluso la complacencia de los agentes policiales sobre el terreno. A lo anterior cabe agregar la consabida andanada de declaraciones institucionales a favor de la institucionalidad, tanto mundial como regional, que incluso podrían llegar a suscitar piadosa envidia a las buenas intenciones que suele prodigar, ante distintas calamidades, el Sumo Pontífice.

Una vez puesto en cotejo con la verosimilitud, aquel silencio atronador que siguió a la 1a. vuelta de las elecciones brasileñas se parece tanto a la locuacidad de lo obvio que comentó la toma de la Plaza de los Tres Poderes, como se parecen entre sí dos gotas de agua: seguimos preguntándonos bajo que “signo de los tiempos” 58 millones de brasileños se inclinaron por un candidato impresentable a los ojos de la tradición democrática en su fase ilustrada y humanista, bajo que tendencia inesperada Bolsonaro (o sus aliados) triunfaron en Estados como Säo Paulo o Rio de Janeiro, por qué hubo tolerancia de jerarcas capitalinos y de agentes en la toma de la Plaza de los Tres Poderes (Brasilia) pero no golpe de Estado, cómo se produce la sugestiva solidaridad de empresas estadounidenses como facebook, Whatsapp e Instagram con el gobierno “izquierdista” de Lula y “ainda mais”.

Bajo otras condiciones, el estallido social en curso en el Perú presenta los mismos lapsos silenciosos y las mismas falencias analíticas. Las razones que llevaron a Castillo a ganar las elecciones y a capotar acto seguido quedan en la bruma, indistinguibles entre la incapacidad estratégica del mandatario y el destino efectivo del clamor de un sector por mejorar sus condiciones de vida. En el mejor de los casos nos enteramos del úkase gubernamental que impidió a Evo Morales el ingreso al Perú, así como de su esclarecedora declaración “están matando a nuestros hermanos”. 2

Contrariamente a lo que sucede en el Brasil, la manida referencia al fascismo (tan trivial informativamente como ineficaz explicativamente) no adquiere en el Perú curso forzoso. No se trata en el país andino de un conflicto de índole religiosa, siempre y cuando entendamos por “religión” la índole de creencias que llevaron en el S. XVII europeo a “Guerras de Religión”. Las ideas parecen, asimismo, azuzadas y exacerbadas tanto en el contexto peruano como en el brasileño, muy por encima de lo que tradicionalmente se ha entendido por “ideología”, es decir, en un sentido lato de la expresión, “ciencia de las ideas”.

El día después del idealismo

Mario Silva García sostenía, en sus clases de metafísica en la Facultad de Humanidades y Ciencias (UdelaR-Uruguay), que la Modernidad era la época verdaderamente idealista. Esta aserción se contraponía a la inscripción de la Modernidad en la acepción fáctica de cierto conocimiento empírico (supuestamente “materialista”). El profesor de metafísica expresaba una perspectiva según la cual el humano se convierte en sujeto, en cuanto sujeta a sí la imagen y se erige, por vía de consecuencia, en fuente de la que proviene todo saber. Esta identificación entre imagen (todo signo, incluso el numérico, la requiere radicalmente) y devenir del saber, explica que al poner en duda la determinación ideológica, Foucault subrayara que “ideología” siempre se asocia u opone a verdad-ciencia (por ejemplo, como “falsa conciencia”), pero nunca puede separarse de una (u otra) acepción de “verdad” (que en la Modernidad se inscribe en “ciencia”).3

Al explicarse la conducta del electorado brasileño que le permitió a Bolsonaro alcanzar un 49,1 por ciento de los sufragios emitidos, se esgrime frecuentemente el argumento del fanatismo religioso, exacerbado en particular, por obediencias protestantes.4 Este argumento refleja la concepción según la cual, la religión es enemiga del saber y por lo tanto de una “ideología”, en cuanto toda ideología, tal como lo plantea Foucault, permanece asociada, incluso por contraposición, a una verdad científica.

Resulta sin embargo inverosímil asociar el fanatismo exclusivamente con la conciencia religiosa (por más que esta provea su figura tradicional). Parece igualmente inverosímil, sostener que determinados comportamientos fanáticos no han sido desplegados a partir de una ideología de la ciencia, tal como ha ocurrido en el caso de los totalitarismos europeos (la eugenesia nazi, o el lyssenkismo soviético).5

Llevado al caso del Perú, el planteo del fanatismo religioso parece aún menos sostenible, en cuanto la resistencia del campesinado enfrenta incluso a la Iglesia Católica, junto a las instituciones del Estado (Congreso, Justicia, Presidencia, etc.).6 Por contraposición al contexto brasileño la sublevación peruana parece vincularse, ante todo, a la defensa de una condición pautada por el habitus campesino, de base étnica amerindia enmarcada en una gran diversidad de pertenencias, identificada sin pruritos críticos con la figura del presidente Castillo. Hace caso omiso incluso de las acusaciones de ineptitud y corrupción, difundidas a través de campañas mediáticas destinadas a condenar el fallido auto-golpe presidencial.

También se ha aducido, para justificar tanto el apoyo electoral que ha recibido Bolsonaro como la sorprendente fórmula presidencial Lula-Alkmin, la manipulación de la información (“desinformación”) por medio de fake news y en particular, la intervención del fatídico asesor de Trump y Bolsonaro: Steve Bannon. Pese al blindaje formal que exhibe esta argumentación (en particular, porque retoma, aunque maquillada, la tradicional imputación del “irresistible ascenso” del fascismo al empresariado capitalista y a la claudicación de las clases medias), es perforado por sus propios fueros. Como lo informamos en una anterior actualización de este blog,7 un 26% de las famosas fake news denunciadas por el Supremo Tribunal Electoral provino, en las últimas elecciones brasileñas, del propio campo que se dice perjudicado: la campaña electoral de Lula.

Pero además, en cuanto la campaña brasileña se desplegó en un 76% por whatsapp, red encriptada a terceros, habría que presentar de Steve Bannon una imagen digna de Torquemada, para lograr condenarlo en calidad de súcubo de criptogramas enracimados. Interviene incluso con mayor contundencia un planteo teórico de fondo: sostener que las fake news y el Maligno (Steve Bannon) son responsables del voto de la mitad del electorado brasileño, equivale a volver a darle crédito a la “teoría de la aguja hipodérmica”, inoculada desde los años 20’ del siglo pasado (hace un siglo): tal teoría postula que en el proceso de comunicación, la emisión es todopoderosa y la recepción es meramente pasiva.

Mal que le pese a una curiosa Inquisición Progresista, el caso del Perú provee el contra-ejemplo perfecto a la intromisión de la cola del diablo en las urnas brasileñas. Allí el dominio de los grandes medios de comunicación por parte de una oligarquía abroquelada en todos los campos del poder, no logra inocular la versión del auto-golpe en una recepción campesina que ve a Castillo, ante todo como cada uno, entre quienes reciben los mensajes que lo condenan. Se informa incluso que tal inmunidad mediática de quienes se sienten excluidos llega a tomar por blanco a los propios equipos periodísticos que intervienen sobre el terreno de los hechos.8

En cuanto a Steve Bannon, la versión digital de Lucifer, uno no puede menos que extrañarse de no encontrarlo mencionado en el caso del estallido social peruano. Quizás porque el diablo mediático perdió el poncho allí donde no encuentra nadie que lo escuche.

Ultra-nacionalismo mediático y glocalización del sujeto

En cuanto pertenecen como propias a la religión y la ideología, la fe y la idea provienen de una misma tradición que nutre distintas creencias, gobernadas por la esencia soberana de un sujeto, sea éste divino o humano. La secularización no es otra cosa que el devenir del sujeto divino en sujeto humano.9 Torquemada no nos ha abandonado a los influjos de Satán, que intenta desviarnos del recto camino, trazado de una vez por todas, según un Plan Divino, Quinquenal o Empresarial (según las inclinaciones de cada quién). Embanderado en un destino nacional desde la Modernidad, el sujeto histórico encuentra en la versión programada que le ofrece la comunicación interactiva, el reforzamiento necesario a su propia proyección mediática, como individuo activo en un mar de redes. No sólo ya es miembro de un sujeto colectivo, sino además, enunciador en un entorno que le es (en todo caso) propicio, desde la escala familiar, barrial o laboral hasta la escena pública local o nacional.

Surge un ultra-sujeto mediático, que es asimismo y sobre todo un sujeto ultra-nativo, en cuanto su creencia es provista desde su lugar propio y deviene por consiguiente, ultra-nacionalista. Este ultra-nacionalismo no es el del los expansionismos imperialistas a los que puso fin la 2a. Guerra Mundial (descolonización mediante), sino un ultra-nacionalismo minorista, colocado a la defensiva por un relativismo epistémico, cultural, comercial y productivo, que hoy cunde -globalización tecnológica mediante- desde Oriente, gracias a China y otras potencias non sanctas (rogue Etats) a los ojos de EEUU y sus aliados.

Si desde los años 1920 el totalitarismo más autoritario llegó al poder por vía electoral (lo que perfora la pretensión de un alternativa “republicana” al nazi-fascismo), la actual correlación de fuerzas mundial lleva a los neo-fascistas europeos a cantonarse en la propia democracia representativa. Llegan incluso a limar sus aristas iniciales para acomodarse mejor al “juego electoral”, en cuanto un “Incendio del Reichstag” en pleno siglo XXI no sólo iría en contra de la actual gobernanza mundial del empresariado tecnológico, sino que tampoco contaría con condiciones de posibilidad geopolíticas, de cara al crecimiento de potencias ancladas en regímenes de poder alternativos, en particular en Eurasia y Medio Oriente. Tal moderación estratégica de la extrema derecha corresponde al caso de Marine Le Pen en Francia y conviene anotar desde ya que Georgia Meloni condenó enérgicamente (y no a medias tintas como en otros casos) el asalto a la Plaza de los Tres Poderes.10 El totalitarismo de derecha y la democracia republicana se encaminan, mutati mutandis, a hacer buenas migas, tal como lo anuncia desde ya el apoyo de la Unión Europea y los EEUU al neo-nazismo ukraniano.

Con el ultra-nacionalismo no desaparece un sujeto portador de la misión totalitaria en versión de derecha o de izquierda, sino que entra en una fase de diseminación que relativiza las pretensiones de totalización del sentido (el totalitarismo). Esta relativización es producto, ante todo, de la segmentación de la supuesta unidad de la globalización (el famoso “fin de la Historia”), en cuanto por la propia integración planetaria relativa se requiere, según cada contexto específico, incorporarla como glocalización.

Lo local se reforzará como ultra-nacionalismo y no habrá que esperar de esa exacerbación del sujeto nacional maravillas de democracia (al menos, tal como la concibió la Ilustración), ni en el Brasil ni en el Perú (ni más allá). Pese al designio globalista de abroquelarse en una gobernanza intra-inter-nacional (Lula-Alkmin, Sanguinetti-Mujica, etc.),11 en clave de lectura glocal ultra-nacionalista, el Brasil bien vale un Perú.

 

1Ver al respecto en este blog “Brasil: el Nuevo Ciclo Regresista” https://filosofiacomociberdemocracia.com/es/node/117

2“Evo Morales: las razones del gobierno que llevaron a prohibir su ingreso al Perú” Infobae (09/01/23) https://www.infobae.com/america/peru/2023/01/09/evo-morales-su-relacion-con-peru-y-por-que-se-le-impide-su-ingreso/

3Foucault, M. “Verdad y poder”, pp. 181-182. Recuperado de: http://www.ram-wan.net/restrepo/poder/verdad%20y%20poder.pdf

4“Brasil: Guerra Santa, golpistas y mercaderes de fe” (11/01/23) Uy.press (11/01/23) https://www.uypress.net/Internacionales/Brasil-Guerra-Santa-golpistas-y-mercaderes-de-fe-uc126397

5La eugenesia nazi proponía la depuración de la raza aria, mientras Lyssenko sostenía que las leyes de la herencia (entre otras) eran tributarias de la dialéctica marxista.

6"¿Qué ha dicho la Iglesia Católica tras el intento de golpe de Estado en Perú? Zenit (09/12/22) https://es.zenit.org/2022/12/09/que-ha-dicho-la-iglesia-catolica-tras-intento-de-golpe-de-estado-en-peru/

7Ver al respecto en este blog “Brasil: el Nuevo Ciclo Regresista” (particularmente el último apartado “El relato del anti-relato: fake news a favor de Lula”) https://filosofiacomociberdemocracia.com/es/node/117

8“El Colegio de Periodistas del Perú condena el ataque a un equipo de periodistas durante las protestas en Lima” Uy.press (20/01/23) https://www.uypress.net/Secciones/El-Colegio-de-Periodistas-de-Peru-condena-el-ataque-a-un-grupo-de-periodistas-durante-las-protestas-en-Lima-uc126577

9Ver al respecto del planteo de la secularización Viscardi, R. “Diseminación de la soberanía en contexto de estallidos sociales”, Discusiones del Afuera, Casa de Filosofía, Montevideo, noviembre 2022. Recuperado de: https://filosofiacomociberdemocracia.com/es/node/121

10“Meloni apoya con firmeza la democracia en Brasil contra la tibieza del PP” El Plural (09/01/23) https://www.elplural.com/politica/meloni-apoya-firmeza-democracia-brasil-frente-tibieza-pp_303936102

11Ver al respecto “Entrevista del 16 de enero de 2023: José Mujica” En Perspectiva (16/01/23) https://enperspectiva.uy/enperspectiva-net/transcripciones/entrevista-del-18-de-enero-de-2023-jose-mujica/