Ultraderecha argentina: el discurso “políticamente incorrecto”

Resumen

La dificultad que presenta al análisis el surgimiento de un reagrupamiento de extrema derecha con éxito electoral en la Argentina, proviene de las mismas condiciones generales que promueven fenómenos análogos en Europa y acontecimientos anómalos entre los sistemas de partidos y los gobiernos. El artículo analiza sucesivamente la pertenencia neoliberal del líder de la tendencia, la condición totalitaria en su planteo básico y la sensibilidad mediática que constituye el elemento nodal de la tendencia, pero que asimismo constituye el componente fundamental de nuestro presente político.

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2a. quincena, septiembre 2021

“Libertarios” ultramontanos y policlasistas

El desconcierto analítico cunde entre tirios y troyanos ante el resultado de las elecciones PASO en la Argentina.1 En toda situación de desorden (y nada tan pautado en el presente por el desorden como el paradigma del Estado-nación), un emergente sintomático favorece la lectura de la tendencia anómala que afecta al conjunto. El empleo del término “libertario”, originalmente destinado a neutralizar cierta connotación negativa de “anarquía”, no sólo se motiva de cuño neoliberal en un cuestionamiento de la gubernamentalidad estatal, sino que incorpora incluso los peores sesgos ultramontanos, en particular, dirigidos contra el universo normativo que se ha denominado “agenda de derechos”.

Una “libertad” entendida como agresividad narcisista y designio de potencia nacional,2 ha invertido la acepción de “libertario”, que abandona el significado de una condición igualitaria en la comunidad, para pasar a significar el derecho supremo de los más fuertes: “No vine a guiar corderos, sino a despertar leones” (lema adoptado por “La Libertad Avanza”). Tal reivindicación del derecho de los depredadores ha cundido, como síntoma significativo, entre los polos extremos de la situación de clase: en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) llega al 20% entre los sectores más desfavorecidos, tanto como en los barrios de clase alta.3 Sin desconocer que marcada por la redistribución justicialista, la sensibilidad popular argentina se ve particularmente agredida por el contexto de Covid-19, conviene asimismo detenerse en algunos aspectos emergentes del presente, cuyo alcance quizás trasciende a la propia Argentina.

La coartada cientificista del neoliberalismo

Quizás uno de los rasgos que tienden a confundir el análisis de esta acepción neológica del término “libertario”, sea el perfil académico de quien lidera el movimiento: Javier Milei. El economista no sólo es profesor de la Universidad de Belgrano y ha dictado cursos en universidades de distintos países, sino que es asesor del G20 y autor de numerosos artículos científicos, entre otros méritos académicos.4

La filiación radicalmente neoliberal de tal trayectoria no deja de vincularse a todos los estropicios que cunden con signo neoliberal desde el “Consenso de Washington” hasta nuestros días. En la propia Argentina (desde la “paridad peso-dólar” de Menem hasta el “Corralito”) con repercusión en el Uruguay (el retiro de fondos argentinos del 2002), la crisis de las sub-prime en 2008 con el descalabro del “mundo desarrollado”, la puesta de rodillas de Grecia poco después y finalmente la explotación extrema del pueblo chileno, que acaba de producir el estallido social de 2018.

En el Uruguay se conocieron recientemente los efectos de la misma “ciencia”, una vez llegado al gobierno el presidente neoliberal Lacalle Pou en 2020:

“Los depósitos de empresas y personas en los bancos locales continuaron creciendo rápidamente en 2021. Desde el inicio del año hasta el cierre de julio aumentaron US$ 2.845 millones, un crecimiento más rápido que el observado en 2020, cuando los depósitos en todo el año aumentaron US$ 2.979 millones”.5

El “derrame” social que prometen las teorías neoliberales no ocurrió nunca, pero tampoco ahora en el Uruguay: mientras el 2% de los ahorristas acumulan el 90% de los depósitos en la banca, el incremento del ahorro no se revierte en el sistema productivo, sino que permanece tan incólume como ocioso.6 Quizás se pueda explicar esta funcionalidad política de la teoría económica neoliberal, cuya mejor crítica es cinematográfica7, en cuanto anclando definitivamente lo político en el interés de los particulares, Friedrich Hayek entendía oponer un obstáculo insalvable a los liberticidios que cundían,  durante los años 30’ del siglo pasado, en el escenario europeo.8

Quizás por vía más sutil, tal funcionalidad política se funda en la desarticulación teórica que intervino, desde inicios del siglo pasado, en el mismo escenario europeo. La relación de fundamento entre la filosofía y la ciencia, piedra angular del conocimiento en la Modernidad, dejaba ya por entonces paso a un creciente escepticismo respecto a una “filosofía de la ciencia”, tal como lo expresa Husserl en “La crisis de la ciencia europea y la fenomenología trascendental”.9 La distancia entre la teoría filosófica y el saber científico fue finalmente sostenida, aunque por vías teóricas disímiles, por Foucault y por Kuhn desde los años 60’ del siglo pasado. Esa disociación explica contextualmente, tal como lo sostiene Geoffroi de Lagasnerie, que el rótulo “ciencia” no sea, para el economicismo fundado por Hayek, sino un pretexto para justificar una inclinación política previamente constituida.10

“Verdades” tales como “no hay almuerzos gratis” (en un mundo pleno de inmolaciones por fanatismo) o las esgrimidas por el propio Milei en términos de “¿usted no preferiría un empleo mejor pago a otro peor remunerado?”11 (para quien ha visto -como es el caso de quien escribe- a brillantes estudiantes preferir por razón vocacional estudios sin “futuro profesional”) testimonian de una cortedad de propósitos demoledora.

El irredentismo totalitario de la nostalgia

El ascenso de la ultraderecha no suscita, en la Argentina, las repeticiones de la doxa marxológica (recordemos que Marx dijo “yo no soy marxista”) que definía al nazi-fascismo como un “irracionalismo que azuzaba a las clases medias en peligro de pauperización”. Desde los “procesos de Moscú” la ultraderecha europea ha comenzado a integrar un conjunto conceptualmente más complejo y sobre todo más vasto, tanto en lo histórico como en lo geográfico: comprende también el estalinismo soviético, los “Kmehr Rojos” y la Nicaragua post-sandinista. El mismo designio corresponde en la actualidad a tendencias vigorosas pero acotadas: el “Front National” y su heredad en Francia, los neonazis alemanes, el Vox español y una larga lista a la que ahora se suma “La Libertad Avanza”. El signo ultra-autoritario que comprende ideologías diversas y contrapuestas, así como países centrales y de la periferia, parece adecuadamente designado por el término “totalitarismo”.

La Argentina cuenta con sus propios antecedentes en la materia, en cuanto el peronismo la dotó de una integridad popular como reflejo de la entidad nacional, en una correspondencia con cierre de espejo, que siempre enmarca una potencialidad totalitaria. No existe entidad nacional sin “sujeto pueblo”, que es su propia razón de ser. En cuanto esta razón de ser puede cerrar el círculo del fundamento comunitario, también puede saturar el sentido social de la nación, dando lugar a una condición totalitaria: el “nacional-socialismo”. El “sujeto pueblo” sólo pudo constituirse como fundamento de la soberanía en la Modernidad, ya que el derecho natural lo constituyó en único heredero de la soberanía teológica, otorgándole el destino de “sujeto histórico” que cumple toda destinación soberana.

Quizás el mejor contraejemplo del nacionalismo argentino lo brinda el Uruguay, en cuanto una vez desgajada la Banda Oriental de la entidad histórica rioplatense, la comunidad “oriental” sólo pudo constituir una entidad nacional (es decir una identidad de pueblo) a partir de la forja de un Estado, siempre amenazado por la potencia -esa sí originariamente nacional- de sus vecinos. La configuración de una entidad nacional a partir de un Estado supuso que el sujeto “pueblo uruguayo” debiera identificarse en tanto sujeto de derecho. Al sentimentalismo popular argentino se le contrapone la cristalización partidocrática uruguaya. Entre las dos expresiones de entidad política que comparten las orillas del Río de la Plata, interviene una meridiana incomprensión de la identidad pública del vecino.12

El totalitarismo expresa, a través de particularismos nacionales, ante todo un fenómeno propio de la racionalidad moderna, por encima de “situaciones de clase” y de “procesos de liberación”.13 Su mayor acicate será siempre, como lo señaló Baudrillard, la nostalgia (sentimiento romántico-moderno por excelencia) de una cristalización representable de la racionalidad del Orden (y precisamente no, una pulsión de “irracionalidad”).14

Sensibilidad mediática y “corrección política”: a las antípodas

En la tematización argentina de una ultraderecha naciente, dos lecturas se disputan la verosimilitud. Una presenta a “La Libertad Avanza” como efecto de una heredad derechista y en particular eclesiástica, enfrentada a la “agenda de derechos”, ante todo en sus capítulos “interrupción del embarazo” e “identidad LGTB”.15 La otra hace hincapié en el componente policlasista y generacional del anclaje social de Milei, vinculándolo a una sensibilidad mediática irritada por la gravitación corporativa del Estado y la moralización “políticamente correcta” de la interacción pública.16

La segunda lectura reviste mayor verosimilitud, en particular cuando presenta el caso de jóvenes de barrios populares que lucharon por el derecho al aborto, pese a lo cual, votaron a Milei. Por otro lado, el componente juvenil del apoyo a “La Libertad Avanza” parece incontestable a partir de la información disponible. En esa composición diversa y juvenil, el fenómeno ultraderechista argentino del presente parece encontrarse en fase con otros fenómenos internacionales: las expresiones neonazis europeas y sobre todo, la configuración mediática del acontecer político. Asimismo, la convocatoria a través de los medios audiovisuales (you tube en particular) manifiesta inequívocamente la supremacía que han adquirido los “nuevos medios” (digitalizados) por sobre la “comunicación masiva” de antaño. Ello explica incluso el reiterado y estruendoso fracaso, en las primarias argentinas (PASO), de las mediciones de opinión orientadas a una lectura ordenadora de “pertenencias” (de clase, de partido, de niveles de formación, etc.).

Mientras la mediación se instala industrialmente a través de la artefactualización y ya no más por medio de identidades colectivas, la mediatización se transforma en su significado: deja de lado definitivamente la acepción de “encarcelar” (originada en el siglo XVIII) para pasar a significar “programar una emisión”. Sin embargo el término “mediático” permanece relativamente vinculado al uso y con escasa significación conceptual agregada. Esta condición “mediática” expresa ante todo la destinación estratégica de la intervención en medios (analógicos y/o digitales), mientras permanece anclada a la actividad de un particular. En este punto se hace necesario agregar que la característica de los “nuevos medios” en ascenso, es precisamente la interactividad.

Una sociedad “mediática” se encuentra atravesada por la dinámica de medios (masivos e interactivos) y por consiguiente, no sólo solicita la atención política generalizada, sino que incluso la trivializa tras ese designio de máxima cobertura relativa de la audiencia. Por otro lado, la condición “mediática” de la interactividad requiere la intervención activa de cada uno, posible a través de grupos y redes. Esta tensión entre la interpelación generalizada de la población a través de los medios (viejos y nuevos, articulados entre sí) y el habitus incrementado de intervención personalizada, se presenta proclive al rechazo de una moral pública uniforme (“políticamente correcta”), tanto como a suscitar la expresión de los registros más primarios de la sensibilidad colectiva.

Bajo esa tensión pueden prosperar, en una plétora mediática del espectro social, reacciones homofóbicas, racistas y chovinistas. Parece ser el lote común de los procesos públicos excitados por una estrategia de medios, como lo atestan tanto las nuevas ultraderechas europeas (particularmente Vox) como la convocatoria que lograron líderes como Trump y Bolsonaro. La Argentina no sería una excepción, quizás más próxima al techo que encuentran los ultra-autoritarismos en países de cierta tradición democrática, como Francia y con otro sesgo España, una vez que la escena política pauta, entre los registros mayoritarios, la existencia de un “peligro extremista”.

 

1 “Argentina: con un nudo en la garganta a la espera de audacia” Uy.Press/Diálogos (20/09/21) https://www.uypress.net/Internacionales/Argentina-con-un-nudo-en-la-garganta-a-la-espera-de-audacia-uc115607

2 “A pesar de estos resultados, esto es solo el primer paso en busca de la reconstrucción nacional, el paso para volver a una Argentina potencia” Ver al respecto “Libertarios aparecen en el mapa político argentino con un discurso ‘antiestablishment’ y con el polémico Javier Milei a la cabeza” El Universo (14/09/21) https://www.eluniverso.com/noticias/internacional/libertarios-aparecen-en-el-mapa-politico-argentino-con-un-discurso-anti-stablishment-y-con-el-polemico-javier-milei-a-la-cabeza-nota/ 

3 “Resultados PASO 2021: cómo fue el voto a Javier Milei en cada barrio de CABA” Página 12 (15/09/21) https://www.pagina12.com.ar/368534-resultados-paso-2021-como-fue-el-voto-a-javier-milei en-cada

4Curriculim Vitae Javier Milei https://archivo.consejo.org.ar/Cvs/milei_javier.html

5“Aebu: ahorro del sector más rico creció US$ 2.845 millones y no fue volcado a la economía” Montevideo Portal (20/09/21) https://www.montevideo.com.uy/Noticias/Aebu-ahorro-del-sector-mas-rico-crecio-US-2-845-millones-y-no-fue-volcado-a-la-economia-uc798667

6 “Aebu: ahorro del sector más rico creció US$ 2.845 millones y no fue volcado a la economía” Op.cit.

7 “Blue Jasmin”, de Woody Allen, “Guasón” de Todd Phillips, “Parásitos” de Bong Joon-ho.

8 Para un análisis del fundamento del neoliberalismo y su vínculo histórico con el conservadurismo uruguayo, ver en este blog “Genealogía de la República empresarial: el día después de la nostalgia” https://ricardoviscardi.blogspot.com/2020/02/genealogiade-la-republica-empresarial.html

9Husserl, E. (2008). La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental. Buenos Aires: Prometeo.

10De Lagasnerie, G. (2012). La dernière leçon de Michel Foucault. Paris: Fayard, pp. 59-60.

11“Javier Milei: en Argentina hicimos todo mal” (ver el video en el minuto 2:18) https://www.youtube.com/watch?v=QB8aLCPfYlY

12Ver al respecto: Valenti, E. “Argentina: el inicio del fin?” Montevideo Portal (15/09/21) https://www.montevideo.com.uy/Columnistas/Opinion--Argentina--el-inicio-del-fin--uc798180

13Ver al respecto en este blog “Nicaragua: borrar de memoria la palabra “totalitarismo” https://filosofiacomociberdemocracia.com/es/node/46 

14Baudrillard, J. (1986). Olvidar a Foucault. Valencia: Pre-textos, pp. 90-93.

15Alfie, C. “Milei no está solo: el avance de la ultraderecha pone en riesgo derechos como el aborto legal” Página 12 (17/09/21) https://www.pagina12.com.ar/368536-milei-no-esta-solo-el-avance-de-la-ultraderecha-pone-en-ries

16Dominguez, C. “Cómo el hartazgo puede convertirse en pérdida de derechos” Página 12 (17/09/21) https://www.pagina12.com.ar/368562-como-el-hartazgo-puede-convertirse-en-perdida-de-derechos