La cruz de los medios: opacidades entre cruzadas y cruzados entre transparencias

Resumen

La cruzada tan brevemente protagonizada por el cardenal Sturla, entre muchos otros cruzados, contra una supuesta afrenta a la escena de “la última cena”, que la fe vincula con la eucaristía, no deja de comulgar con muchas otras cruzadas entre cruzados de distinta fe. El blooper cardenalicio y católico encuentra un eco tanto más prolongado cuanto transparente en la condena del régimen chavista, oportunamente oscurecida por el silencio ante el genocidio en Palestina. Nada se cruza tanto entre sí como las cruzadas y los cruzados, la transparencia y la opacidad, o incluso hacia el infierno, las elecciones republicanas y un plebiscito democrático. La cruz de los medios se cruza entre la fe y el infierno.

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Imagen Andrzej Niezgoda en Academia Play.

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1a. quincena, agosto 2024

La velocidad (no) es tan católica como se dice

El blooper informativo que protagonizó Sturla tiene varias facetas significativas.1 En primer lugar el prelado uruguayo no se encontró solo en la premura del caso, sino que el mismo error se cometió repetidas veces en distintas comarcas de este mundo. Si bien todas las escenas de cena pueden admitir paralelos, incluso intencionados, entre sí, lo que lleva al error en este caso es la velocidad informativa. Esta velocidad incide, como condicionamiento mediático, en la celeridad requerida por una reacción acorde a cierto ritmo noticioso. No puede considerarse, en este caso particular, un simple error informativo la confusión de una (última) cena con otra, sin hacer entrar en línea de cuenta el régimen de intervención pública que lo ocasiona. Sin necesidad de retrotraerse a McLuhan, se confirma una vez más lo que aquel precursor sostuvo: la técnica determina un régimen de intervención y por consiguiente, la propia significación del mensaje como tal. Condicionada por la fe en la tecnología, la cruzada en defensa de la fe condiciona a su vez todo contenido, sobre todo uno supuestamente imperecedero.

Una segunda significación surge de la nutrida compañía de muchos otros cruzados de la fe, que al igual que Sturla, se vieron desafiados religiosamente por la escena (malinterpretada como “ultima cena”) de “Drag Queens”. La multiplicidad de intervenciones cruzadas entre cruzados señala una dedicación particular al mundanal ruido, focalizado en su especie mediática. Esta predilección devota por los medios está lejos de parecer casual a los ojos de la arqueología de la comunicación,2 que ve en la mediación instaurada por la “Nueva Alianza” y particularmente en la Teología de la Encarnación, la matriz paradigmática de la comunicación. La familia semiótica comunidad-comunicación-comunión-excomunión, no deja de inducir, por encima de la Santa Familia criticada por Marx, una pervivencia que por lo visto, sigue concitando no sólo la atención, sino también la vigilancia de los creyentes. Una inagotable cantera de cruzados se nutre del celo que despierta la fe mediática, o la mediación por la fe, en cuyo testimonio la eucaristía ocupa un lugar cenital.

La tercera significación surge de la propia trayectoria doctrinaria, en cuanto la atención prestada por la Santa Madre Iglesia a los efectos mediáticos, puede tanto esclarecer como opacar inclinaciones menos laicas o más religiosas, según se mire, aunque en todos los casos no eclesiásticas. Si la propia Iglesia Católica se ve convocada por la escena mediática cabe suponer, en efecto, que otras creencias y otros testimonios menos creyentes, pero sin embargo igualmente juramentados en su propia fe, también harán de los medios de comunicación el modus vivendi de sus cruzadas y un llamado inapelable a sus cruzados.

Cruzada por Venezuela, cruzados contra Maduro

La lectura de las cruzadas como un efecto de válvula de escape de tensiones sociales, una vez distribuidas hacia el siglo XII de nuestra era las tierras cultivables de Europa, no deja de explicar la transparencia de la fe por la opacidad de los recursos. De aplicarse un criterio análogo (que algunos vinculan a “los maestros de la sospecha”: Freud, Marx, Nietzsche) a la enardecida cruzada de los partidos de la coalición multicolor contra el fraude electoral del régimen chavista, cabría preguntarse si tanta transparencia no se opaca ante el silencio dedicado a la masacre en Gaza.

No se requiere reflexionar las palabras para percibir la contradicción entre la identificación de la democracia con los comicios y el crimen de apartheid imputado por la mismísima Corte Internacional de la Haya al Estado que se presenta (a sí mismo y por otros) como “la única democracia de Medio Oriente”.3 ¿Será entonces que perpetrando un inocultable fraude electoral Maduro y sus sicarios nos estarían preservando, lesa democracia mediante, de una masacre análoga a la que sufre el pueblo palestino, fuera o dentro de sus (nuestras) fronteras geopolíticas, antaño preservadas por pulcros golpes de Estado estadounidenses? O convendría considerar que estos cruzados de la democracia de las urnas son los continuadores partidarios (colorados, blancos y pro-militares) de aquella cruzada republicana que instaló, paso a paso de “Medidas Prontas de Seguridad” desde 1968, el golpe de Estado de 1973 en el Uruguay, tal como surge hoy de tantos estudios históricos?4

La opacidad surge de la comunión entre democracia y elecciones, por otro lado, en cuanto se justifica la masacre organizada por una potencia regional y el Estado-gendarme mundial. Tal comunión electoral de la democracia da que pensar acerca de cuan protegidos nos encontraríamos por una democracia de misiles. La inocultable cruzada política electoral interna en vísperas de elecciones nacionales en el Uruguay, que supone la unilateral imputación contra el Estado de Venezuela se sostiene, para estos cruzados de la opacidad, en una supuesta transparencia electoral de la democracia, que ellos mismos están dispuestos a mancillar con una verdad internacional a medias.

Un cruzado Independiente que depende de una cruzada

Pocas veces sucede que el “copete” de un artículo periodístico supere con creces el contenido publicado. En este caso no sólo el encabezado trasciende a la significación del texto que sigue, sino que además se revierte contra el lugar del enunciador, paradójicamente cuestionado por la letra de su propio discurso. Entrevistado en radio Oriental Pablo Mieres expresó “Es mas importante que fracase el plebiscito a saber quién es el nuevo presidente”.5 Por esta vía Mieres refrenda el carácter estratégico del Plebiscito que se propone a la ciudadanía junto (o, según Mieres, por encima) de las elecciones a los cargos de representación en el Estado uruguayo, empezando por la presidencia de la república. Confesamos desde estas páginas que Contragobernar se solidariza in totum con esa frase del ex-ministro, en cuanto además, justifica la prolongada (y empecinada) labor emprendida desde estas páginas (con el precedente del libro “Después de la política”, de 1991) para explicarles a los miembros de la comunidad que el Estado-nación “ya fue”.

En cuanto nos encontramos diametralmente opuestos, con Mieres, en el análisis y las posiciones acerca de los procesos en curso, tanto a escala mundial como nacional, entendemos que la frase de ese “copete” periodístico contiene opacidades y transparencias entrecruzadas, cuando no, entre cruzadas. Cruzados con Mieres en todo lo que excede a una frase, entendemos que se engaña sobre el piso de realidad en el que cree sostenerse. En efecto, si el cargo presidencial de un régimen presidencialista (el presidente posee, en el Uruguay derecho de veto sobre las leyes y el poder ejecutivo detenta en exclusividad la propuesta presupuestal para cada ejercicio), es opacado en significación por el plebiscito sobre un derecho ciudadano (de jubilación en este caso), tal opacidad adquirida por el régimen electoral transparenta, ante todo, que lo que el común vota no es lo que se supone que elige.

Mieres confiesa por lo tanto, si se quiere religiosamente, por confusión de escena (la del plebiscito por encima de la elección de autoridades, que se votan en un mismo comicio) aunque no sea de “última cena”, que el estado de representación del Estado nacional es superado por una opción de movimiento ciudadano. Desde ya, el líder del Partido Independiente pudiera confesar que confundió la campaña por el plebiscito con la elección de autoridades nacionales, o más simplemente, confesarse entre cruzados con Sturla, en aras de cruzadas tan equívocas como condenadas al infierno del fracaso más terrenal.

 

1Burla de la fe”: Sturla criticó performance en los JJ.OO. y en X lo mandaron a estudiar” Montevideo Portal (29/07/24) “Burla de la fe”: Sturla criticó performance en los JJ. OO. y en X lo mandaron a estudiar (montevideo.com.uy)

2El consenso al respecto es abrumador. Va desde Debray a Derrida, incluyendo a Mondzain.

3“La Corte Internacional de Justicia declara a Israel responsable de apartheid” Human Rights Watch (19/07/24) https://www.hrw.org/es/news/2024/07/19/la-corte-internacional-de-justicia-declara-israel-responsable-de-apartheid

4Ver Rico, A. “El “camino democrático” a la dictadura (y la autocrítica de los liberales que está faltando)” La Diaria (27/06/23). Recuperado de: https://ladiaria.com.uy/opinion/articulo/2023/6/el-camino-democratico-a-la-dictadura-y-la-autocritica-de-los-liberales-que-esta-faltando/ Ver asimismo Botinelli, O. Ferreira, J.R. Lev, L. “A 50 años del Golpe de Estado” La Onda Digital. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=wu6GtpWZjWM La intervención de Botinelli describe la gestación parlamentaria del contexto golpista, se extiende durante la primera media hora de las intervenciones en la mesa redonda.

5“Mieres criticó libertad de acción del FA y dijo que tomaron “el camino kirchnerista” Montevideo Portal (06/08/24) https://www.montevideo.com.uy/Noticias/Mieres-critico-libertad-de-accion-del-FA-y-dijo-que-tomaron-el-camino-kirchnerista--uc896358?utm_source=Portal&utm_medium