La relatividad explicada a una estudiante de Bellas Artes en 5 lecturas

Resumen

Una estudiante de Bellas Artes me preguntó acerca de la significación de “relativismo”. Recordé entonces algunas clases (sobre Descartes y Foucault), algún texto (sobre la noción de “equilibrio”) y alguna lectura de los últimos días (sobre Rancière).

 

1

“Sin embargo, en este juego el nombre propio no es sino artificio: permite indicar con el dedo, es decir, derivar subrepticiamente desde el espacio donde se habla al espacio donde se mira, por lo tanto, superponerlos como si se adecuaran el uno al otro. Pero si se quiere mantener vigente la relación entre el lenguaje y lo visible, si no se quiere hablar por superposición, sino a partir de su mutua incompatibilidad, para lograr permanecer lo más cerca posible del uno y del otro, entonces es necesario borrar los nombres propios y mantenerse en lo infinito de la tarea. Quizás sea por la intermediación de ese lenguaje gris, anónimo, siempre meticuloso y repetitivo porque demasiado vasto, que la pintura, poco a poco, esclarecerá sus luces. Por lo tanto se debe fingir que no se sabe quien se reflejará en el fondo del espejo, e interrogar este reflejo al ras de su existencia”.

Foucault, M. (1966). “Las Meninas”. Les mots et les choses. Paris: Gallimard, p. 25 (trad. R.Viscardi).

“(...el nombre propio no es sino artificio: permite indicar con el dedo…)” Supongamos que estamos en una visita guiada en el museo del Prado y que un/a guía nos informa, ante Las Meninas que “estamos ante un cuadro de Velázquez, maestro del claroscuro, el modelo que es Felipe II no aparece en el cuadro, pero sí en el reflejo del espejo al fondo de la escena...etc.)”. Eso no nos da la condición propia de la tela, sino que equivale a superponer etiquetas con nombres sobre formas pintadas.

“(... Pero si se quiere mantener vigente la relación entre el lenguaje y lo visible…)”

Esta “relación” es más importante que el lenguaje (las palabras que usamos) y lo visible (la tela que miramos) tomados por separado

“(...si no se quiere hablar por superposición, sino a partir de su mutua incompatibilidad, para lograr permanecer lo más cerca posible del uno y del otro…)”

La relación entre el lenguaje y lo visible es asintótica, nunca se inter-sectan plenamente, tenemos que ubicarnos entre uno y otro, para llegar lo más cerca posible de los dos lados.

“(... entonces es necesario borrar los nombres propios y mantenerse en lo infinito de la tarea…)”

los nombre propios (Velázquez, Felipe II, etc.) no nos dan nunca el “entre-dos” del lenguaje y lo visible, en ese “entre-dos” se desarrolla una tarea infinita, por la cual la tela nos entregará siempre algo distinto, a la par que la divisamos bajo la mirada de nuestro propio cambio permanente (de cada uno).

“(...Quizás sea por la intermediación de ese lenguaje gris, anónimo, siempre meticuloso y repetitivo porque demasiado vasto, que la pintura, poco a poco, esclarecerá sus luces…)”

Inventamos las palabras que nos dicen lo que vemos-leemos en la tela. Esas palabras no son términos definitivos ni menos, ilustres, son un lenguaje a escala del balbuceo que intenta compenetrarse entre la tela y lo que procuramos decir de ella.

“(...Por lo tanto se debe fingir que no se sabe quien ser reflejará en el fondo del espejo, e interrogar este reflejo al ras de su existencia…)”

Por una decisión de no saber, se debe fingir la ignorancia, para que ella nos libere de ataduras a un supuesto saber, previo a la mirada sobre la tela. El manifestarse de la tela ante nuestros ojos podrá así mostrase sin ligaduras, ni nada previo, a la propia mirada-lectora.

2

“Pero hay un tramposo (ver N.B.) muy poderoso y astuto que emplea toda su industria para engañarme siempre. Así que no hay duda de que yo soy, si él me engaña; y aunque me engañe tanto como él quiera nunca podrá lograr que yo no sea nada, en tanto yo piense que soy algo”.

Descartes, R. Méditations métaphysiques.

Recuperado de: http://palimpsestes.fr/textes_philo/descartes_textes/descartes_meditations.pdf (trad. R.Viscardi)

N.B. el “genio maligno”, querido por el designio insondable de la divinidad.

“(...y aunque me engañe tanto como él quiera nunca podrá lograr que yo no sea nada, en tanto yo piense que soy algo”.

La existencia no depende de la realidad o ficción de la afirmación, sino del presentarse afirmativo al pensar como “pensamiento de algo”. Este es el fundamento cartesiano del “se debe fingir no saber” de Foucault. Cuando se decide “fingir no saber” se actúa debidamente con pensamiento.

3

“Conviene constatar que la ficción de la era estética (ver N.B.) definió modelos de conexión entre presentación de hechos y formas de inteligibilidad que desdibujan la frontera entre razón de hechos y razón de la ficción, y que estos modos de conexión han sido retomados por los historiadores y los analistas de la realidad social. Escribir la historia o escribir historias corresponden por igual a un mismo régimen de verdad. Esto no tiene nada que ver con ninguna tesis acerca de la realidad o la irrealidad de las cosas”.

N.B. “era estética”: Modernidad, período post-kantiano.

Rancière, J. (2000). Le partage du sensible. Paris: La fabrique, p. 61 (trad. R. Viscardi).

4

“Si queremos dar una definición filosófica de la velocidad, podemos decir que ésta no constituye un fenómeno, sino una relación entre fenómenos. En otras palabras, es la relatividad misma. Se puede ir inclusive más lejos y decir que la velocidad es un medio. No consiste simplemente en la relación entre dos puntos, es un medio provocado por el vehículo”.

Virilio, P. (1997). Cibermundo. Santiago: Dolmen, p. 16.

5

“Desde un punto de vista tradicional, se puede designar tal concepción como un completo relativismo. Pero entonces se trata de un relativismo ni objetivo ni subjetivo, y en todo caso de un relativismo que ha perdido su contraconcepto. Y entonces, tampoco esta denominación dice nada, porque no puede indicar lo que excluye (a no ser, desde un punto de vista puramente histórico, la metafísica ontológica)”.

Luhman, N. (1997). Observaciones de la Modernidad. Barcelona: Paidós, p. 158.