2023: Ultra-nacionalismo, Mono(re)publicanismo y Post-soberanía

Parte II

Mono(re)publicanismo: el partido global(ista) del publicacionismo

Resumen

Este texto se publica al cumplirse 50 años del episodio golpista del 9 de febrero de 1973. La cuestión republicana ya no puede dirimirse, como hace 5 décadas, entre democracia formal o real, ni menos, reivindicarse como mero contexto normativo (aquí y en tantas partes del globo, violado en primer lugar por quienes dicen defenderlo). Por los tiempos que corren, la condena del “populismo” intenta preservar cierto estado de agregación del sistema republicano de partidos, allí donde no ocurren sino desplazamientos. El frente de guerra en Ucrania manifiesta análogas derivas motivadas por estrategias mundialistas, mal que le pese a la asepsia normativa del derecho internacional. La fusión entre sí de los adversarios de ayer predica en monólogo el dictado globalista de una “gobernanza tecnológica”. Incluso el fraseo neo-liberal que pretendió cundir como moral republicana se ve, en el caso del actual gobierno del Uruguay, doblegado bajo el efecto de cierto publicacionismo.

 

1a. quincena, febrero 2023

¿Quién le teme al “populismo”?

En un breve texto que integra la recopilación ¿Qué es un pueblo?,1 Jacques Rancière señala, ante el uso que se hace del término, el desplazamiento que sufre la significación de “populismo”. Si “populismo” supone apelar a una población genérica y sin asignación de identidad, señala Rancière, esa significación proviene de la propia tradición republicana. Por otro lado, si se entiende por “populismo” el cuestionamiento de cierta venalidad parlamentaria, es la misma prensa la que nos proporciona, día tras día, las razones de tal impugnación. Finalmente, si se condena como “populismo” la estigmatización selectiva de un sector de la población (por ejemplo, los inmigrantes), la exclusión no proviene de una masa ignorante y sumergida, sino de quienes se encuentran en mejores condiciones relativas.2

“La noción de populismo efectúa a bajo costo esa síntesis entre un pueblo hostil a los gobernantes y un pueblo enemigo de «los otros» en general”.3

Un excelente ejemplo de este descarte de una multitud desaforada y de “todo otro” no agendado previamente por tirios y troyanos, que distingue populismos tanto a derecha como a izquierda, lo provee el ex-candidato presidencial chileno Sebastián Sichel. Durante una reciente visita al Uruguay el ex-candidato a la presidencia de Chile calificó como “populistas”, por igual, al actual presidente Boric y a su adversario electoral ultra-conservador Kast.4 Esta exclusión de ciertas franjas por parte de un sistema ideológico centrado en sí mismo, denota per se un “sistema de pensamiento”, es decir, determinada metafísica. Para Derrida, todo “sistema de pensamiento” no puede ser sino metafísico, logocentrismo sustentado en un “significado trascendental” que en el caso de la expresión de Sichel, se designa a sí propio como centro del sistema de partidos (logo-centro-partido-crático).

“El carácter metafísico del concepto de historia no se encuentra solamente ligado a cierta linealidad sino a todo un sistema de implicaciones (teleología, escatología, acumulación recuperadora e internalista del sentido, un cierto concepto de continuidad, de verdad, etc.). No se trata por lo tanto de un predicado accidental del cual sería posible deshacerse por una ablación local, de cierta manera, sin un desplazamiento general de la organización, sin hacer trabajar al sistema como tal”.5

Ernesto Laclau habilitó la posibilidad planteada por Derrida, en cuanto a “hacer trabajar al sistema como tal”, es decir, por encima de todo centro soberano, en razón de cierto “significante flotante” que el politólogo argentino retomó asimismo de Derrida.6 La configuración de un “significante flotante” no proviene del signo, sino de su uso, es decir, del discurso. Como efecto de la incorporación del enunciador en un contexto (y asimismo, en razón de la incorporación de un contexto por el enunciador) el discurso presenta una “geometría variable”, que proviene de la recíproca modulación entre pensamiento y circunstancia.

Ricardo Camargo ubica la propuesta de Laclau como sigue:

“Tan sólo advertiré que se trata de una apuesta programática que a diferencia de las propuestas esencialistas de antaño, de izquierda o de derecha, se asienta en la idea de una democracia por venir à la Derrida; en permanente búsqueda de una nueva inscripción discursiva, y por lo tanto, ajena a toda conclusión definitiva”.7

En cuanto una misma forma significante adquiere, tanto para Derrida como para Laclau, condición “flotante”, puede ser ganada en provecho propio por un significado ensayado (“relativamente motivado”, en clave saussuriana) por la intencionalidad del hablante. Una vez desposeído del significado que inicialmente había confiado a un significante, un autor puede reivindicarse públicamente, en cuanto su expresión habría sido “sacada de contexto”. La frecuencia del reclamo “se sacó mi expresión de contexto” pone en evidencia, incluso ante la denuncia periodística y política, que el contexto y el enunciador se modulan uno al otro, es decir, se configuran recíprocamente.

De esta “geometría variable” de la enunciación, es decir, de una gestación discursiva de toda significación (la de índole científica lejos de escapar, provee el mejor ejemplo, en cuanto reivindica la propia crítica alternativa de sus enunciados), extrae Laclau el cuestionamiento de la noción de “populismo”. Para que una desviación de significación desvirtúe un corpus de significaciones “políticamente correctas”, este corpus debiera encontrarse blindado en su propia significación transparente. Si tal blindaje deniega el recurso a la enunciación, la pretensión de transparencia no llega a transparentar sino un designio metafísico, es decir, el propósito de ocupar una posición que (así como lo hace el ex-candidato Sichel), excluya tanto para (su) derecha como para (su) izquierda lo que no (le) conviene: Mono(re)publicanismo.

Mono(re)publicanismo: un “efecto de sentido” ukraniano

Los tiempos en que Marx y Engels sostenían que el fantasma del comunismo recorría Europa parecen haber dejado paso a la existencia fantasmática de la propia Europa, convertida en estratégica moneda de cambio global. La hegemonía estadounidense sobre el “viejo continente” se traduce en los sacrificios (energéticos, presupuestales, ecológicos) destinados a sostener el frente ukraniano (destinado a debilitar a una aliada -Rusia- de una potencia oriental -China-).8

Aunque lo anterior surge de la propia información periodística, es menos evidente el efecto que tal declinación estratégica occidental alcanza en el plano de la universalidad de los paradigmas. Pasados los tiempos en que la soberanía popular alumbraba los caminos civilizatorios del Estado-nación, para extender la “forma Estado” al planeta por entero, pero superados también los tiempos de la descolonización que siguiera a la segunda Guerra Mundial, surge el contexto de la globalización. En este último la competencia tecno-económica no puede ser representada democráticamente ni de ninguna otra forma, en cuanto no proviene de un único orden compartido en común y por lo tanto re-presentable a partir de la naturaleza (humana y no humana), sino alternativamente, de la potencia enunciativa de elencos tecnológicos.

“Es por eso que en los campos del poder y en las instituciones que actúan para medir y controlar el conocimiento encontramos conflictos abiertos: el conflicto en torno a las patentes y los derechos de propiedad intelectual, al open source, al tema de los cuidados y, sobre todo, las transformaciones de las funciones del saber (las instituciones formativas y, in primis, la Universidad). Por tanto, el Capitalismo Cognitivo no procede de una racionalidad (o supuesta naturalidad) interna del “sistema”, sino desde una determinante política que «al contrario supone la apertura de un nuevo campo de batalla» (Roggero & Curcio, 2010, p. 3), a escala social, nuevas tensiones en el ámbito cultural y nuevas contradicciones en la medición y control de la esfera político-económica”.9

La racionalidad o “supuesta naturalidad interna del sistema” convalidaba la representación del sistema por su propia “racionalidad”, o lo que es lo mismo, su “naturalidad interna”, en cuanto lo interno-cognitivo y lo externo-empírico configuraban un único “sistema”. La continuidad entre el conocimiento y la experiencia se encuentra por el contrario desarticulada, una vez que el propio saber supedita la experiencia a la discontinuidad propia al acontecimiento enunciativo y al desplazamiento político que tal acontecimiento promueve.

“El primer rasgo es que la actualidad, precisamente, está hecha: para saber de qué está hecha, no es menos preciso saber que lo está. No está dada sino activamente producida, cribada, investida, performativamente interpretada por numerosos dispositivos ficticios o artificiales, jerarquizadores y selectivos, siempre al servicio de fuerzas e intereses que los “sujetos” y los agentes (productores y consumidores de actualidad -a veces también son “filósofos” y siempre intérpretes-) nunca perciben lo suficiente”.10

El descaecer de la condición natural del saber conlleva la obsolescencia de todo sistema de representación, en cuanto toda re-presentación requiere de un dominio de naturaleza correlativa.

Declinación de la gobernanza republicana y fusión global(ista) del sistema de partidos

Los elencos que protagonizan las instituciones sostenidas en el paradigma democrático-representativo asisten a la disminución relativa del potencial gubernamental en el dominio nacional. Esta circunstancia es favorecida, desde el fin de la 2a. Guerra Mundial, por la configuración de conglomerados supranacionales que propician la fusión institucional interna a cada país. La supeditación de Europa a los EEUU pone de relieve, en razón del conflicto geopolítico en Ucrania, la esclerosis de la democracia representativa. Se suscita una simulación de consenso institucional que no trasciende los estamentos partidocráticos y profundiza el malestar de una mayoría. Esta reducción de la representación al entorno partidocrático del Estado, se expresa asimismo en el caso del bloque electoral que en el Brasil sostuvo la candidatura de Lula, o en las alianzas electorales que en Europa se contraponen al ascenso de los ultra-nacionalismos, o incluso en el discurso contra “la grieta” que en el Uruguay se erige en moral(ina) republicana.

La otra reacción ante el debilitamiento del paradigma de gobernanza democrático representativa, consiste en una reactivación de índole autoritaria, que pretende una “restauración de valores” al estilo Trump, Bolsonaro o Vox. Esta estrategia se encuentra en franca confrontación con la tecnocracia mundialista, en una perspectiva que logra ingentes apoyos electorales, en cuanto expresa a sectores contrapuestos, no sólo por razones económicas, sino también por pautas idiosincráticas, a la remodelación tecno-céntrica del habitus popular. No configura de forma consistente un proyecto estratégico, en cuanto su emergencia institucional obedece a un efecto de reflujo electoral y ante todo, en cuanto carece de alternativa propia ante el influjo de los poderes tecnológicos mundialistas (el mejor ejemplo, quizás sea el conflicto entre Trump y Twitter).

Una tercera tendencia que cuestiona la gobernanza de la democracia representativa se traduce en “estallidos sociales”, que se oponen frontalmente a la legalidad republicana y ponen de relieve márgenes de exclusión social. Estos movimientos pautan una base multívoca de reivindicaciones, posicionadas al margen de la gestión institucional y anclada en redes locales, virtuales (denominadas “redes sociales”) o incluso étnicas. La trama de relaciones que sostiene el potencial de movilización tiende a ser informal, en cuanto manifiesta arraigos que escapan a la gobernanza estatal y se sostienen en un registro irredentista. La existencia de estas sublevaciones espontáneas, masivas y acéfalas configura el emergente genuino del presente mundial y su intervención promovió desplazamientos incluso en el plano electoral (en Chile, Colombia y Francia).

Mono(re)publicanismo: un efecto del monopublicacionismo

La foto que ilustra esta actualización de Contragobernar estampa la condición mono(re)publicana del Uruguay. Esconde sin embargo una coyuntura mediática. El actual gobierno uruguayo se instaló bajo el auspicio de un particular radicalismo: la refundación de la hegemonía de los partidos tradicionales del Uruguay bajo fraseo neoliberal.11 Con ese propósito Lacalle Pou rechazó en varias oportunidades los intentos del ex-presidente Mujica de entablar un diálogo. Para este último no se trataba sino de una variante más de la misma estrategia que ensayó cuando ocupaba la presidencia del Uruguay. En aquel entonces intentó, por repetidas vías, un acercamiento con el Partido Nacional, al que perteneció el mismo Mujica en sus orígenes y cuya figura principal corresponde actualmente al presidente Lacalle Pou.12

La estratagema estuvo (y está) destinada a captar la voluntad política de algunos sectores del Partido Nacional, con el propósito de relativizar la marea anti-izquierdista que ganaba en su momento a ese partido y terminó una década más tarde por galvanizarlo, pero además, para sujetar al propio Frente Amplio a esa mediación (arbitrada por el propio Mujica) con los elencos tradicionales de la política uruguaya. Lacalle Pou contestó con desdén a los avances de su ex-correligionario marcando, una y otra vez, distancias infranqueables hacia el mediático “presidente más pobre del mundo”.13

Al arreciar sin embargo, el escándalo periodístico en torno al reclutamiento mafioso del mismísimo jefe de la guardia presidencial, Lacalle Pou se vio obligado en las últimas semanas a “echar lastre por la borda” y cambió aquella actitud intransigente hacia Mujica.14 Este último hoy se embandera contra “la grieta”, es decir mono(re)publicanamente, con los mismos colores patrios del Partido Nacional, que ayer Lacalle Pou quería salvaguardar de advenedizos (el actual presidente es el tercero de una misma descendencia familiar con mandatarios a la cabeza del Estado).

Mientras tanto y encontrándose al frente del ejecutivo nacional, exige de sus ministros “que comuniquen bien”, en los mismos términos que lo hiciera tan sólo unos años atrás, su antecesor frenteamplista Vázquez, también aquejado en su momento por cierta disminución mediática.15 Ese reclamo presidencial supra-partidario ilustra, tanto como la foto que luce en esta actualización de Contragobernar, que cierto elogiado mono(re)publicanismo esconde, tecnología mediática mediante, un sufrido monopublicacionismo.

1Badiou A. et al (2014). ¿Qué es un pueblo? Buenos Aires: Eterna Cadencia.

2Rancière, J. (2014). “El inhallable populismo”. En ¿Qué es un pueblo? (pp.119-124). Buenos Aires: Eterna Cadencia.

3Rancière, J. (2014). Op.cit.

5Derrida, J. (1972). Positions. Paris: Minuit, p. 77 (trad. R. Viscardi).

6Derrida, J. (1967). L’écriture et la différence. Paris: Seuil, p. 424.

7Camargo, R. (2014). Repensar lo político. Buenos Aires: Prometeo, p. 95.

8“Jornada de protestas masivas en Europa contra la inflación y la caída del nivel de vida” Uypress (09/10/2022) Jornada de protestas masivas en Europa contra la inflación y la caída del nivel de vida (uypress.net)

9Maniglio, F. (2016) “La subsunción del saber: la transformación de la Universidad en la época del Capitalismo Cognitivo” en (Coord) Sierra, F. Capitalismo Cognitivo y Economía Social del Conocimiento. Quito: CIESPAL, p. 183.

10Derrida, J. (1998). Ecografías de la televisión. Buenos Aires: Eudeba, p. 15.

11Al respecto, ver en este blog “Genealogía de la república empresarial: el día después de la nostalgia” https://ricardoviscardi.blogspot.com/2020/02/genealogiade-la-republica-empresarial.html

12Al respecto ver en este blog “Bicentenario, Patria Gaucha y Patria Chaucha: no es lo mismo pero da igual” https://ricardoviscardi.blogspot.com/2011/05/bicentenario-patria-gaucha-y-patria_312.html

13Ryan, E. “Lacalle Pou le respondió a Mujica: «que saque número» La Diaria (19/10/2020) https://ladiaria.com.uy/politica/articulo/2020/10/lacalle-pou-le-respondio-a-mujica-que-saque-numero/

14“El Financial Times dedica un espacio a Uruguay y los pasaportes falsos” Uypress (03/01/2023) https://www.uypress.net/Politica/El-Financial-Times-dedica-un-espacio-a-Uruguay-y-los-pasaportes-falsos-uc126261

15“Los mensajeros de Tabaré Vázquez” El País (13/03/2016) https://www.elpais.com.uy/que-pasa/los-mensajeros-de-tabare-vazquez